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Reducción significativa de fugas y roturas en la red mediante válvulas de control

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Es una realidad que en las redes existe un porcentaje, muchas veces nada despreciable, de fugas en las redes.

Los motivos son muy diversos, desde envejecimiento en las tuberías y accesorios (la causa más común), hasta instalaciones realizadas sobretodo en los últimos tiempos, donde la abundancia de obras dio lugar a “instaladores” poco cualificados, que no ejecutando correctamente las instalaciones, han dejado redes defectuosas a los servicios de aguas.

Esto último resulta especialmente gravoso en las redes de polietileno, que muchas veces, pese a no haber respetado los tiempos y presiones de la soldadura, el tubo queda “pegado”, de manera que la prueba de presión y estanqueidad se pasa sin problemas, y los problemas vienen después de uno o dos años, donde los cambios de estaciones producen dilataciones y contracciones en los tubos que ya para siempre irán soltando las soldaduras hasta que finalmente queden todas reparadas o la tubería sustituida.

Lamentablemente para este problema no tenemos otra solución alternativa, pero si que es verdad que al reducir las presiones y sobretodo al evitar las sobrepresiones nocturnas debido al descenso de caudal, reduciremos en una cantidad importante el ritmo de averías.

La segunda causa de fugas debida a poros, fisuras, fallos parciales de estanqueidad en collarines, uniones, etc, también se pueden mejorar reduciendo la presión en las horas en que no la necesitamos, por ejemplo en horario nocturno o incluso a medio día, donde el consumo es prácticamente el de fugas.

En las anteriores gráficas podemos observar unos consumos máximos de unos 120 m3/h y unos mínimos de 40 m3/h que son el caudal de fugas(línea roja). Por contra la presión (línea azul) oscila entre los 4,9 bar en los momentos de mínimo consumo y los 4,4 en los de máximo consumo.

Como ejemplo, y partiendo de un caso real, si partimos de un caudal de fuga de 40 m3/h a una presión media de 4,7 bar tendríamos un agujero equivalente a un orificio de 21,48 mm de diámetro, 960 m3/día y 350.400 m3/año, al reducir en horario nocturno, pongamos unas 7 horas a 2,5 bar pasaremos a unas fugas de 29,2 m3/h lo que supone un ahorro de 259,2 m3/día lo que supone un ahorro de un 27 % de las fugas.

Si aprovechando que instalamos esta válvula, y puesto que 4,7 parece una presión un tanto excesiva, decidimos instalar un segundo piloto (Configuración modo día/ noche), podemos aprovechar para bajar la presión también durante el día, dejándola a unos razonables 3,5 bar durante las 17 horas restantes de las de horario nocturno, lo que nos dejará las fugas en 34,5 m3/h que en 17 h serán 586,5 m3/día que sumados a las actuales fugas nocturnas de 22,2 m3/noche nos dará unas fugas diarias de 790,9 m3/día. Esto nos supone una reducción de las fugas de un 17,62% (61.721,5 m3/año) y un descenso significativo del número de roturas y el coste de reparación.

La singularidad que nos vamos a encontrar en este tipo de nudos es que nos encontraremos con unos caudales nocturnos consistentes prácticamente en los caudales de fuga, muy bajos (40 m3/h) y tendentes a menos, y por otra parte caudales punta diurnos elevados (120 m3/h) , lo que hace necesario la instalación de una válvula más pequeña en by pass capaz de gestionar los caudales bajos hasta llegar al mínimo de la grande.

En este caso se Instalará en By-pass una reductora DN 65 y una válvula DN 200 de paso reducido en la línea principal.

La pequeña regulará caudales entre 8 y 40 m/3, quedando preparada para en caso de disminución de caudal de fugas poderle colocar un V-Port que permita regular caudales mínimos de hasta 1 m3/h, y en paralelo la grande capaz de gestionar caudales desde 40 m3/h hasta 250 m3/h.

En cuanto a la regulación, la válvula pequeña de piloto simple quedará tarada a la presión nocturna ( P.ej. 2,6 bar). Mientras que la grande llevará un doble piloto reductor discriminado por un programador horario de pilas y cuya presión nocturna esté tarada un poco inferior a la de la válvula en by-pass (P.ej. 2,4 bar) de forma que la pequeña abastezca a 2,6 todo el caudal necesario, y sólo en caso de no ser capaz de proporcional todo el caudal solicitado, y la presión caiga hasta 2,4 bar, se abra la grande para aportar. En cuando al día, el consumo justifica el empleo de la válvula grande, por lo que al subir esta la presión a los 3,5 bar, automáticamente se cerrará la válvula pequeña, que ya ha visto superada su presión de tarado.

Eso si, sin olvidar jamás de los jamases ni los filtros, ni las llaves de corte ni las ventosas, y agradeciendo de antemano que las dimensiones de la arqueta sean las adecuadas para poder realizar correctamente el posterior trabajo de mantenimiento.

Conclusión: Al no tener tantas variaciones de presión, se ha disminuido significativamente el número de roturas, y se ha producido un ahorro cuantioso en pérdidas por un precio ligeramente superior al que hubiese supuesto la reparación de una sola de las fugas.

Fernando Gea

Dpto Comercial Iberagua